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quinta-feira, 24 de novembro de 2011

Y DE REPENTE, UN ANGEL


Karina Barco
(Lima, Perú)

Cuando empecé con el tourette no sabía el giro de 360 grados que iba a suceder en mi vida, no sabía que él entraría en mi vida y se convertiría en un gran amigo para mí

Para ese entonces yo tenía 13 años y empezaba el segundo de media: debido a los acontecimientos ocurridos durante el año que había pasado,  me cambiaron de colegio.

Recuerdo que entré a ese colegio cuando ya las clases habían empezado, era mayo de 1998 y el día que entre por primera vez a esa clase, ellos estaban en el curso de matemáticas con mis Gladys.

Desde que mis nuevos compañeros de salón se dieron cuenta que yo hacia unos sonidos extraños y uno movimientos raros, empezaron las burlas y comentarios, primero fue algo suave muy sutil, nunca pensé todo lo que sucedería  durante esos  dos anos.

Nunca podre describir con palabras todas las cosas que me hicieron por simplemente ser diferente a ellos, todo el dolor, el miedo que me causaron, desde golpes, escupitajos, burlas, imitaciones etc.

Dicen que el tiempo es el peor enemigo del hombre, para  mí el tiempo fue mi mejor amigo, tiempo fue lo que necesitamos para que él y yo nos hiciéramos amigos, hermanos,  chocheras.

Cuando llego quinto de secundaria las cosas cambiaron, el colegio se mudó de local a otro distrito y con ello ingresaron a formar parte de nuestra promoción otros chicos,  muchos de ellos expertos en el arte de consumir drogas.

Andrés, era muy tímido, muy buena persona, un gran ser humano, había estado todo es el tiempo burlándose de mí por que no quería quedarse atrás con los demás que se burlaron,  fue uno de los que hizo que el bullying fuera el golpe más duro de tener tourette. Sin embargo esa soledad que lo acompañaba junto con mi soledad de tener tourette nos unió demasiado.

Para ese tiempo entro una chica al colegio ¿era menor que nosotros) tenia 14 anos y nosotros 16, y Andrés se enamoro de ella como sólo los adolecentes saben hacerlo. Gabriela, era una chica físicamente linda, pero muy confundida a sus 14 anos. Cómo era de esperarse, sucedió lo que pasa a esa edad: Andrés y Gabriela se convirtieron en enamorados.

Fueron 3 meses los que estuvieron juntos hasta que un día Gabriela le dijo lo que un adolescente jamás quisiera escuchar: “ya no quiero estar contigo, eres aburrido, además … he conocido a otra persona…”.

Ese día en clases Andrés estuvo súper alegre, conversador. Teníamos que hacer un trabajo  así que cuando terminaron las clases por ese día fuimos a su casa. Y sin querer nos emborrachamos y consumimos otras sustancias que por un momento no hizo sentir muy animados, asta que Andrés puso una canción de un grupo de moda, cuyo coro decía: para amar no es necesario estudiar, en ese momento cantando, me miro, lo mire y me dijo: “kary me siento destrozado quisiera morir…”, y de repente, un ángel lloraba en mis hombros.”

Lo abrace, lo abrace con toda la fuerza que pude, “me siento sólo” gritaba él.

La vida es un misterio, en mis brazos lloraba el chico que unos años atrás me había hecho sufrir el acoso y el dolor más terrible del mundo, lloraba, lloraba con furia, lloraba con miedo, lloraba acompañado de mi soledad.

A pesar que no lo veo desde que salí del colegio, guardo el mejor recuerdo de él, y sobre todo guardo lo que él me enseño: me enseñó a perdonar, a que a veces las personas jugamos a ser Dios, a juzgar sin conocer, por que no sabemos en que momento nuestro corazón va a necesitar de esa persona de la que alguna vez nos burlamos. Gracias Andrés por haberme enseñado a ver más allá de esas risitas, de esos comentarios que me hacían llorar como una bebé, por haber encontrado ese amigo que me acompañó en mi soledad.

karinabarco@hotmail.com

Publicado originalmente no blog Mis Tics

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