Hoy precisamente, en la escuela de coaching a la que estoy asistiendo, una compañera y madre de familia nos compartió una vivencia que me pareció la pena compartir.
Nos contó que uno de sus hijos había sido diagnosticado desde pequeño con una enfermedad. Que eso la había llevado a pasar meses de incertidumbre y temor, donde lo único que pudo acumular además de dudas eran más y más estudios diagnósticos que solo confirmaban un hecho: su hijo estaba destinado a tener una infancia distinta a la de los demás.
Fueron meses, hasta que se topó con un médico que le dijo algo diferente:
- Mire señora, psicólogos, médicos, fármacos… hay a montones. Pero la única persona que puede realmente llevar a su hijo adelante, es usted.
Escuchar estas palabras dichas esta manera, le generó inmediatamente una respuesta, sin vacilar:
- ¿Que tengo que hacer?
Un universo de posibilidades se le apareció por delante. Pasó de sentirse una madre agobiada por la situación, a sentirse una madre en la situación de poder ayudar a su hijo. Ya tenía una responsabilidad. Entendió que ningún psicólogo o médico se acercaría si ella no se acercaba primero. El futuro de su hijo estaba en sus manos!
Esta nueva manera de ver las cosas, más que paralizarla, le dió más fuerzas. Quedaba una esperanza!
No pude dejar de relacionarlo con mi vida y la de tantos otros que convivimos con el Síndrome. Y se me ocurrió que era lindo poder pensarlo de esta manera: una carrera de relevos. Para los que no conocen como és, consiste en una carrera donde varios equipos compiten corriendo en una pista. Pero no todos al mismo tiempo.
Cada equipo tiene su carril, y el mismo esta dividido en dos o más tramos, que serán corridos por un miembro diferente del mismo equipo. El primer corredor, lleva en su mano una pequeña vara llamada testimonio, que debe entregar al compañero que corre el siguiente tramo de la pista. Esto se repite de manera consecutiva, siendo el equipo ganador aquel cuyo corredor llegue primero a la linea de llegada con el testimonio en la mano.
El Tourette no representa una enfermedad totalmente invalidante. Mucho menos en lo que respecta a la capacidad de razonar y convertirse en seres autodependientes. Y si bien esto lo diferencia con respecto a otros síndromes y enfermedades, jamás podríamos llegar a la carrera sin que antes nos hubieran precedido unos irremplazables compañeros de equipo: nuestros padres. Ellos serán los encargados de pasarnos el testimonio. que es de alguna manera, la responsabilidad sobre nuestras propias vidas.
Viéndolo así, no pude dejar de valorar la importancia que ha tenido el papel de mis padres y los padres de todos los niños con tourette, para poder llegar a este momento de la carrera que nos toca vivir hoy. Si ellos no se hubieran preocupado por cargar ese testimonio, no habría carrera que valga. Me di cuenta que lo importante no era si esa vara era más o menos grande, o mas o menos pesada: lo importante era que me la habían entregado.
¿Para que escribo entonces esto? Para alentar a todas las parejas, padres o madres solas/os que estén por allí, a que puedan ver esta enorme tarea que les ha sido encomendada quizás sin elegirla, pero encomendada en fin: serán los protagonistas de una historia que no es la suya, y su papel sera fundamental para que el final de esa historia sea feliz.
A que puedan ver que contrario a toda impotencia…que hay mucho por hacer!! les ha tocado salir de la largada, testimonio en mano. Puede que por momentos corran más lento o más rápido, que les pese más o menos el testimonio, e incluso se equivoquen por momentos de carril para luego volver al encarrilarse.
Pero nada de esto podrá impedir que cuando llegue esa hora en que su hijo ya no sea un niño o una niña, puedan mirarlos a los ojos y decirles: “hijo (o hija), a partir de ahora este es tu camino, dejo este testimonio que con todo mi cariño y esfuerzo traje hasta aquí, en tus manos “. Les puedo asegurar que no podrán imaginarse hasta el final de la carrera, la
satisfacción que pueden llegar a sentir al ver lo que todo padre quiere: ver realizarse a sus hijos.
Luis Lehman - Argentina
Fonte: blog Mis Tics
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